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A falta de una semana para que se vean las caras en el Premundial de Puerto Rico, México y Uruguay protagonizaron un verdadero bochorno.
En encuentro jugado en el Distrito Federal de México, aztecas y charrúas se enfrentaron en lo que se suponía era un juego amistoso.
Ya se habían visto las caras en dos oportunidades existiendo roces. México presntó en esta ocasión su pantilla casi completa (sólo faltó Najera). Las presencias de Horacio Llamas y Gustavo Ayón le otorgaron otro potencial al “tri”.
En el primer período los mexicanos dominaron, llegando a sacar 16 puntos de ventaja. Llamas, Beck, Ayón y Quinteros eran incontenibles para los uruguayos que no contaban con un Batista inspirado. Pero de repente apareció Leandro García Morales. El goleador comenzó a anotar a distancia. Aguiar, Barrera y Newsome entraron en sintonía y Uruguay acortó ventajas. Se puso a tres puntos, pero luego México volvió a sacar distancias.
En la segunda parte las distancias oscilaban entre los 8 y 10 puntos. Los roces aumentaron y el juego se hizo más físico. Los uruguayos hicieron gala de un juego recio, pero paradójicamente la incidencia que desencadenó el final fue una falta común.
Beck picó varias veces el balón entre sus piernas y Osimani le frenó con falta. El mexicano recriminó al uruguayo y ambos quedaron cara a cara.
Faltaba 46 segundos para finalizar el tercer cuarto y el marcador favorecía a México 68-60.
El cierre del tercero les perteneció a los uruguayos que remontaron el tanteador (perdían por 15 tantos) hasta quedar a 8 faltando 46´´ para terminar el cuarto, fue justo ahí cuando de una falta “normal” del base oriental, Martín Osimani, quien interpone lateralmente su cuerpo al ataque de Romel Beck (responsable del incidente), éste reacciona poniendo su cabeza contra la del defensa, recriminándole el foul y desde ese momento se suscitan una serie de hechos que terminaron con el lamentable final.
Golpes, corridas, proyectiles que caían a la pista y hasta un mexicano con una silla en la mano. Algunos uruguayos desafiando a pelear y los locales que también hacían lo suyo. En resumen, un bochorno.
Un grave antecedente que si bien no ocasionará sanciones genera un precedente caliente de cara al choque en Puerto Rico, donde sin dudas los ánimos estarán muy caldeados.